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Los vehículos eléctricos proporcionan una forma más limpia y sostenible de ir de A a B. Abandonar los combustibles fósiles por un motor eléctrico no sólo reduce su huella de carbono, sino que reduce las emisiones y ayuda a combatir nuestra actual crisis de calentamiento global. Como cualquier coche, los VE deben repostar. Sin embargo, dado que el combustible tradicional es redundante, se han instalado estaciones de recarga que reproducen las gasolineras sin los humos tóxicos.

Una de las ventajas de los vehículos eléctricos es que pueden cargarse en diversos lugares (por ejemplo, hogares, oficinas, centros comerciales y plazas de aparcamiento). Estos lugares, sin embargo, deben contar con la infraestructura adecuada para la recarga. La clave para el uso generalizado de los vehículos eléctricos será una red de estaciones de carga accesibles y ampliamente distribuidas. Las estaciones de recarga se están instalando para satisfacer las expectativas de los consumidores que buscan fuentes de transporte fiables y libres de emisiones.

No es de extrañar que las empresas que invierten e innovan en tecnología de estaciones de carga estén estrechamente relacionadas con la fabricación de vehículos eléctricos y la tecnología sostenible. Se calcula que el mercado mundial de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos por cable pasará de 24.100 millones de dólares en 2022 a 81.100 millones en 2027, con la ayuda y la innovación de las empresas de este sector. Estas organizaciones han escuchado las preocupaciones de los propietarios de vehículos eléctricos sobre la ansiedad de carga, y han acaparado el mercado, introduciendo soluciones innovadoras y tecnología para acompañar el pensamiento de futuro de poseer un vehículo eléctrico.

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El Charger se ha construido sobre tres plataformas diferentes en varios tamaños. En Estados Unidos, la denominación Charger se ha utilizado en utilitarios subcompactos, berlinas de tamaño completo, muscle cars y cupés de lujo personales. La versión actual es un sedán de cuatro puertas.

El Charger de 1966 fue un esfuerzo de Dodge por producir un pony car de lujo y tamaño superior. American Motors ya había fabricado un vehículo muy similar en 1965, el Marlin, que se posicionó como coche personal, un nicho de mercado emergente[4][5].

El Charger se posicionó como un coupé más caro y lujoso destinado al segmento de mercado representado por el Oldsmobile Toronado y el Ford Thunderbird, en lugar de los otros muscle cars[7].

El Charger se introdujo en 1966. Presentaba una carrocería fastback de dos puertas y un interior con cuatro asientos corridos. El Charger de tamaño intermedio compartía componentes con el Coronet, que también utilizaba la plataforma B de Chrysler. El motor básico era un V8 de 318 cu pulg (5,2 l) con una transmisión manual de tres velocidades y una automática opcional. También había disponibles motores más grandes y potentes, como el Hemi V8 de 426 pulgadas cúbicas. Las ventas fueron bajas.

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Las políticas Made in America y las nuevas normas técnicas apoyan el futuro de la industria de recarga de vehículos eléctricos, las acciones públicas y privadas aceleran el desarrollo de la red nacional y catalizan el auge de la fabricación

La Administración Biden-Harris ha anunciado hoy su último conjunto de medidas destinadas a crear una red de recarga de vehículos eléctricos (VE) cómoda, fiable y Made in America para que el gran viaje por carretera estadounidense pueda electrificarse. Estas medidas ayudarán a los Estados Unidos a cumplir los ambiciosos objetivos del Presidente Biden para hacer frente a la crisis climática, mediante la construcción de una red nacional de 500.000 cargadores de vehículos eléctricos a lo largo de las carreteras de Estados Unidos y en nuestras comunidades y hacer que los vehículos eléctricos representen al menos el 50% de las ventas de coches nuevos en 2030, todo ello mientras se avanza en una estrategia industrial para seguir construyendo la industria nacional de vehículos eléctricos y de recarga de vehículos eléctricos. El camino hacia las emisiones netas cero en 2050 está creando puestos de trabajo bien remunerados de fabricación e instalación.

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La Ley Bipartidista de Infraestructuras del Presidente Biden invierte 7.500 millones de dólares en la recarga de VE, 10.000 millones de dólares en transporte limpio y más de 7.000 millones de dólares en componentes de baterías de VE, minerales críticos y materiales. Estos programas emblemáticos complementan el apoyo histórico de la Ley de Reducción de la Inflación a las baterías avanzadas y los créditos fiscales nuevos y ampliados para la compra de VE y para apoyar las instalaciones de infraestructura de recarga, así como docenas de otras iniciativas federales diseñadas para impulsar la fabricación nacional y construir una red nacional de recarga de VE. El resultado es que el futuro del transporte estadounidense va camino de ser más limpio, seguro, asequible y fiable que nunca. Los anuncios de hoy son una demostración más del éxito de la estrategia industrial del Presidente, que garantiza que la transición hacia una energía limpia se impulse con la fabricación estadounidense y con empleos sindicales bien remunerados.

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Las prioridades de los ciudadanos han cambiado. Mucha gente, sobre todo las generaciones más jóvenes, considera que cuidar el medio ambiente es más importante que ir por la autopista en un fantástico muscle car.

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Y aunque a los radicales abrazaárboles de entre nosotros les hubiera encantado ver cómo las empresas de combustibles fósiles veían mermadas sus montañas de dinero y sus montones de poder, mermados por el sector de las energías limpias, parece que se van a llevar un chasco.

Al parecer, las compañías petroleras y gasísticas están adoptando el conocido lema empresarial “Si no puedes con ellas, únete a ellas”, y parece que van a integrar de serie puntos de recarga eléctrica en las estaciones de servicio; parece sólo cuestión de tiempo.

Mientras tanto, todos los principales fabricantes de automóviles han estado desarrollando coches eléctricos y, a diferencia del pasado, se los han tomado mucho más en serio porque, mientras que en el pasado, la enorme cuestión de la infraestructura seguía sin respuesta, ahora, el entorno político, social y tecnológico es tal que ya hay un gran número de estaciones de recarga por todo Estados Unidos y en muchos otros países del mundo.

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